15 "CAÍDA LIBRE, Y UN BUEN CHAPUZÓN"
JENNY
Iba cayendo, y viendo como el reloj que nos había traído, se iba alejando junto a las posibilidades de poder volver.
A la vez que este se alejaba, yo me acercaba hacia el lago.
Cuando ya faltaba muy poco, cerré los ojos y abrazo mis rodillas con todas mis fuerzas. Como si me fuese a tirar de bomba. Paso un rato, más tiempo del que pensaba que tardaría en caer, me extrañó mucho y con cuidado abrí mis ojos. Me había quedado parada en el aire, bueno, en realidad, estaba cayendo lentamente, más lento que una hormiga pero más rápido que una tortuga. A la vez, y a la misma velocidad, el agua iba subiendo alrededor de mí. No me podía mover, así que no podía escapar de allí. Hasta que me cubrió. Y entonces, como si fuera un ascensor, empezó a bajar. Sólo que el ascensor era una burbuja en un lago y que llevaba a una chica en ella, esa chica era yo.
Estaba cansada de tantas sorpresas y presiones. Así que me acomodé dentro de aquella burbuja.
Empecé a contemplar el paisaje, lo único que se veía era el azul oscuro en la lejanía del agua. No había ni una mísera roca con corales o peces.
Llevaba un ratito en la burbuja (me estaba empezando a agobiar de pensar que si esta reventaba mi cabeza lo haría también, en el fondo del lago) cuando vi un pez, pero no era un pez normal, era una sirena.
Era hermosa, su cabello era dorado, y su cola de pez, era de color verde y azul. Uno de estos colores que te dan sensaciones increíbles. Como en este caso, de tranquilidad y bienestar.
Esta pasó a toda velocidad. Me quedé un poco confusa cuando de repente pasó otra, y otra. Hasta pasar un montón, un... ¿banco de sirenas?
Todas pasaron de tal forma que la burbuja se movió hacia atrás. Iban tan rápido que parecía que huían de algo, pero no me importaba, porque miré hacia el lugar del que venían y no vi nada.
Hasta que caí en la cuenta de que si había visto sirenas, estaba cerca del lugar al que supuestamente la burbuja me llevaba.
Mirando las sirenas se me olvidó mirar abajo, así que de sorpresa la burbuja botó en el suelo y explotó.
Me asusté, no me dio tiempo para coger mucho aire, estaba en el fondo de un lago, y no me daría tiempo a subir. Había llegado mi momento...
Solté unas burbujas por la boca y me desmayé. El caso es que no llegué a morir, pero no se como por que estaba desmayada, me había quedado sin aire. Antes de desmayarme noté como unos brazos me cogían.
Al despertar, estaba totalmente empapada. Sentía como mis pulmones y ni corazón estaban recuperándose del susto.
Cuando ya podía abrir los ojos y ver con claridad, primero vi el techo (estaba boca arriba) era de color amarillo y azul.
Me levanté sentada en una camilla... ¿flotante? Mmm... era raro, pero... en fin.
Miré a mi alrededor. Estaba en una habitación pequeña, pero sin exagerar. Era una de estas habitaciones con techo de forma de cúpula. El techo y las paredes, que por cierto eran siete paredes (una habitación heptagonal), estaban pintadas con unos dibujos del mar, peces y sirenas.
Entonces, una chica morena con un gorro y una bata de enfermera, entró. Me extrañó que aquello no estuviera lleno de agua, y que la enfermera no tuviese la típica cola de pez de las sirenas. Se acercó a mi (andando con sus pies) y me dijo:
- Parece que ta te has despertado.-su voz era melódica y dulce.
-Pues... si. ¿Donde estoy?
- Veras. Estás en el reino del agua. En el palacio de El Rey Yatzin Drop.
- ¿Queee? Perdona, ¿me lo podrías explicar mejor? Es que... veras, yo no soy de aquí, soy de la Tierra.
- No te preocupes, ya lo suponíamos.
- Ah. Vale. Y...
- Ups, claro, querrás conocer a El Rey Yatzin Drop para que te lo explique todo.
- Jeje... pues... si.
- Ven conmigo.
La seguí. Salimos de la sala y pasamos por un gran pasillo. Este tenía las paredes que daban al centro del castillo de color blanco. Y las que daban a afuera no eran paredes, era un gran cristal. Dejaba ver todo el fondo del lago. La verdad, era precioso. Se veían todos lo peces los corales y un poco más a lo lejos, una gran ciudad. Tenía grandes puentes, casas de todos los tipos y otras cosas.
Seguimos andando hasta ver un gran vestíbulo con dos enormes puertas una a cada lado del pasillo que rodeaba toda la cúpula central.
La enfermera me dijo que entrara a la gran cúpula central. Ella se volvió y se fue por donde habiamos venido. Yo me quedé sola delante del portón. Alrededor de este habían dibujadas olas, flores azules, y peces.
Me acerqué lentamente. Llamé. La puerta se abrió directamente y... por su cuenta, sola.
Me asomé con timidez y di un paso adelante. Vi un gran trono azul marino al final de la sala. En él había sentado un hombre de pelo rojo, con el flequillo hechado hacia un lado. Iba con una capa blanca, y un traje azul con un gran diamante del mismo color en el centro.
Este se levantó y andó hasta mí. Me pasó su brazo por mi espalda y posando su mano en mi hombro. Me dijo:
- Hola. Me han hablado de ti. Eres la chica elegida, aunque se supone que tendrías que venir con el elegido. ¿Como te llamas?
- Eeh...-me quedé muda- me llamo Jenny, pero... ¿a qué te refieres con que soy la elegida? Y, mi amigo Mark... no se donde esta, se perdió en aquel bosque, pero no se...
- Entiendo que estés confusa pero tu no te preocupes. Pues vaya. Espero que no se haya metido sin querer en el reino de la oscuridad. Tu no te preocupes. Ahora mismo te lo explico. Y luego buscamos a tu amigo Mark.
Leed mucho y hasta la próxima parada de