jueves, 22 de junio de 2017

"UN VIAJE A LOS PORTALES DEL FIN DEL MUNDO" (14)

14 "DONUTS"

Metí el brazo por el hueco que dejaban los barrotes de la celda entre ellos.
Cerca de mi celda, había una bolsa parecida a la de los palos de golf. Pero lo que salía de ella eran empuñaduras de espadas. Pensé que "el plan Z", así es el nuevo plan, va antes que el A así que tendría que ir la Z. Bueno, sigo con el tema.
Pensé que cogiendome una espada y estirando mi brazo con ella en mi mano, podría acercar un poco más las llaves, o incluso traerlas. Aunque debía darme prisa, pues no faltaba mucho para que el centauro llegara.


Estiraba y estiraba mi brazo, pero no conseguía llegar. Sólo la rozaba un poco con el dedo. No me podía rendir, así que estire con todas mis fuerzas (haciéndome un poco de daño en el brazo) hasta conseguir tirar la bolsa al suelo. Hice bastante ruido, pero espero que nadie se diese cuenta. Me fijé en todas las espadas que habían salido disparadas de la bolsa. Tuve suerte, ya que no estaba muy lejos la más larga y fina de todas. La quería larga para llegar a las llaves y fina para poder hacer que las llaves se quedaran enganchadas a ella.


La cogí con dificultad por que tampoco estaba lo suficientemente cerca como para cojerla sin más.
Ya estaba.
La tenía en mis manos.
Mi salvación.
Pero... me había olvidado del centauro. Toda esa felicidad se esfumó. Oía como sonaban las llaves de la puerta abriendo esta.
(Las que yo quería eran las de la celda).
Se podía saber perfectamente que le estaba costando meterla llave y girarla, así que pensé que me daría tiempo aunque fuese solo para ordenar un poco lo que había hecho.
Esta vez, en vez de con el brazo, lo hice con la pierna. Iba dándole patadas a las espadas, a las que llegaba claramente, con todas mis fuerzas y rapidez. De repente, oí como se abría la puerta. La bolsa y las espadas estaban todas en un montón y en un rincón. Algunas se habían quedado desperdigadas pero... por lo menos tenía la espada que cogí. Como sabia que me la quitarían si lo ven. Me la escondí en la espalda. Y esperando no cortarme.
Al parecer, el centauro se había ido. Es decir, yo esperaba que fuese él el que entrase en la sala. Pero no. Entró una especie de ser hecho de madera. Sí. Era una persona como yo. Pero totalmente de madera. Su cabello era de ramitas con hojas verdes sobre ellas. Iba comiéndose un... ¿donuts?
Era raro ver a un ser fantástico comiendo un... donuts... No se. Era extraño de ver.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por su voz, la cual me dijo:


-¿¡Se puede saber que ha pasado aquí!?-Se le veía enfadado, pero nadie se lo podía tomar enserio si tenia la boca llena de donuts.
Sin querer se me escapó una risita.
Le dije:


- Pues... veras...-No sabia lo que decir, estaba perdido, lo único que podía hacer era inventarme algo.- amm...¡ya se! Ejem. Digo... que si, que se que es lo que ha pasado.- me quedé pálido y callado, esperaba que se tragase todo este follón.


-Y... bien. ¿Me vas a decir que es o que?


-¡Ah! Claro. Ha sido un torbellino...
¡Sí! Eso... un... torbellino...


Sabia que no funcionaría, cuando de repente dice:


- Madre mía de la naturaleza... voy a tener que hablar con El Rey Gawi Leave, para que hable con La Reina Rinma Wind. A esta mujer se le escapan todos sus torbellinos...-dijo mientras salía por la puerta contraria.


Ahora me picaba la curiosidad, no tenía ni idea de quién eran Rinma Wind ni Gawi Leave. Bueno, a ver, reyes. Pero... nunca había oído hablar de ellos.
Aunque todo eso no importaba ahora. Lo más importante era aprovechar para usar la espada.


Alarga mi brazo derecho, el cual sostenía la espada por la empuñadura.
Otra vez igual. Siempre me faltaba muy poco para llegar. Y si quería conseguirlo solo tenia que emplear mis fuerzas otra vez.
Estiré y estiré hasta conseguir que el aro de las llaves se quedara enganchado en la espada. A todo esto, ¿no estaba tardando mucho el centauro? Bueno, mejor no pensar en eso. Elevé la espada haciendo que las llaves vinieran hacia mí a través de ella.
Las cogí y pasé la mano por detrás de los barrotes. Intentaba con cada una de las llaves. Y encima, por los nervios, me costaba mucho más.
Cuando giré la quinta llave, la celda se abrió.
Llevaba todo el rato sentado, así que pegué un salto, cogí la espada y salí de la celda.
El ser del donuts, se dejó la puerta abierta, cosa que me vino de perlas.


De repente, oí como la puerta contraria se abría otra vez.
Así que rápidamente me asomé sigiloso por la puerta y me aseguré de que no había nadie. Y antes de que el centauro entrara, yo ya estaba fuera. Aunque eso no significaba que ya estuviera a salvo.
Corrí rápida, muy rápido, tenía miedo. No sabía lo que me harían. No me paré a fijarme en el pasillo, ni en el castillo (en el que supuestamente me habían dicho que estaba).

Lo único que pude apreciar fue un gran cuadro en el que aparecía un hombre vestido de verde y con el pelo rubio, liso, largo, y unas grandes orejas, parecidas a las de un elfo. Con una gran piedra preciosa, en ese caso una esmeralda, en el centro de su traje.

En los comentarios podéis expresar vuestra opinión sobre la novela.

Leed mucho y hasta la próxima parada de

"EL TREN LECTOR"


Javier Mena:
Instagram: jmp_27a
Correo: javimenajunior@gmail.com

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